Gracias al asalto de Israel, el poder de Hamas está creciendo en realidad. Al igual que el Viet Cong se fortaleció durante las masivas operaciones de "buscar y destruir" que devastaron gran parte del sur de Vietnam en 1966 y 1967 cuando Estados Unidos envió tropas al país en un intento finalmente inútil de cambiar la guerra a su favor, Hamas sigue siendo intratable y se ha convertido en una fuerza guerrillera tenaz y mortal en Gaza, con operaciones letales reiniciándose en las regiones del norte que supuestamente fueron despejadas por Israel hace solo unos meses.
La falla central en la estrategia de Israel no es un fracaso de tácticas o la imposición de restricciones a la fuerza militar, al igual que el fracaso de la estrategia militar de Estados Unidos en Vietnam tuvo poco que ver con la competencia técnica de sus tropas o los límites políticos y morales en el uso del poder militar. Más bien, el fracaso principal ha sido una malinterpretación grave de las fuentes de poder de Hamas. Para su gran detrimento, Israel no ha comprendido que la carnicería y la devastación que ha desatado en Gaza solo han fortalecido a su enemigo.
Durante nueve meses, Israel ha llevado a cabo operaciones militares prácticamente sin restricciones en Gaza, con poco progreso evidente hacia cualquiera de sus objetivos. Hamas no está ni derrotado ni al borde de la derrota, y su causa es más popular y su apelación más fuerte que antes del 7 de octubre. En ausencia de un plan para el futuro de Gaza y el pueblo palestino que los palestinos puedan aceptar, los terroristas seguirán regresando y en mayor número.
Pero los líderes israelíes parecen no estar más dispuestos a concebir un plan político viable que antes del 7 de octubre. No se vislumbra un final a la tragedia que continúa desarrollándose en Gaza. La guerra continuará, más palestinos morirán y la amenaza para Israel solo crecerá.
