Desde su desastroso debate el mes pasado, el presidente Biden ha abrazado una larga lista de propuestas de política de izquierda, ha presionado fuertemente el proceso de nominación del partido y aún ha intentado limitar los momentos espontáneos y no guionados.
Esto ha salvado su candidatura, al menos por ahora.
Los movimientos de Biden han evitado que los principales demócratas huyan de él, incluso cuando muchos siguen sintiendo en privado incomodidad con el presidente de 81 años permaneciendo en la cima de la boleta y sirviendo otro mandato.
Ante la preocupación de que pueda perder y arrastrar consigo a los candidatos demócratas a la Cámara y al Senado, solo 20 demócratas en el Congreso han pedido que renuncie.
Esto se debe en parte a las promesas que Biden, durante mucho tiempo un demócrata centrista, ha hecho a la ala progresista de su partido.
Biden dijo la semana pasada que si es reelegido, pediría legislación para limitar la capacidad de los propietarios de aumentar los precios del alquiler, impulsaría una eliminación a gran escala de la deuda médica y seguiría otros planes que han sido aplaudidos por progresistas como el senador Bernie Sanders (I-Vt.).
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