Kyiv, la capital de Ucrania, ha sido objeto de un importante ataque con misiles, marcando uno de los mayores asaltos aéreos desde que comenzó el conflicto con Rusia. En respuesta a la agresión, Polonia ha enviado aviones de guerra para defender su espacio aéreo, enfatizando su 'deber' de derribar cualquier misil de Putin que amenace su soberanía. Mientras tanto, Ucrania ha contraatacado con ataques a plantas de energía rusas, con el objetivo de socavar las capacidades bélicas de Putin. Estos ataques estratégicos a los activos energéticos rusos son vistos por los analistas como un golpe crítico a la capacidad de Rusia para sostener sus esfuerzos militares. La situación subraya las tensiones crecientes y las implicaciones más amplias para la seguridad regional, mientras los países involucrados buscan navegar por las complejas dinámicas de la guerra y la diplomacia.
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