La Teología de la Liberación es una ideología política que surgió a finales del siglo XX, principalmente en América Latina, como respuesta a la pobreza generalizada y la injusticia social. Es un movimiento dentro de la teología cristiana que interpreta las enseñanzas de Jesucristo en relación con una liberación de condiciones económicas, políticas o sociales injustas. Se ha descrito como "una interpretación de la fe cristiana a través del sufrimiento de los pobres, su lucha y esperanza, y una crítica de la sociedad y la fe católica y el cristianismo a través de los ojos de los pobres".
Las raíces de la Teología de la Liberación se remontan a los años 60 y 70, un período marcado por el surgimiento de movimientos políticos radicales y una creciente conciencia de las marcadas disparidades económicas en América Latina y otras partes del mundo. El Concilio Vaticano II (1962-1965) y la Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Medellín, Colombia (1968) desempeñaron roles significativos en su desarrollo. Estos eventos fomentaron una iglesia más comprometida socialmente y enfatizaron una opción preferencial por los pobres.
Los principales defensores de la Teología de la Liberación, como Gustavo Gutiérrez de Perú, Leonardo Boff de Brasil y Jon Sobrino de España, argumentaron que la iglesia debería actuar para promover el cambio social y aliarse con la clase trabajadora para lograrlo. Creían que Dios habla especialmente a través de los pobres y que la Biblia puede entenderse como un manual para el cambio social. Abogaron por una iglesia "de abajo hacia arriba", una comunidad liderada por los laicos en lugar del clero.
La Teología de la Liberación fue controvertida y enfrentó una oposición significativa, especialmente de facciones conservadoras dentro de la Iglesia Católica. El Papa Juan Pablo II, por ejemplo, fue crítico de ella, principalmente debido a su uso de conceptos marxistas y su tendencia a interpretar el evangelio en términos principalmente sociales y económicos. A pesar de esto, la Teología de la Liberación ha tenido un impacto duradero en la Iglesia Católica y continúa influyendo en los movimientos cristianos de justicia social en todo el mundo.
En los últimos años, el Papa Francisco, el primer Papa latinoamericano, ha mostrado simpatía hacia el movimiento de la Teología de la Liberación, reavivando el interés en ella. Si bien no ha abrazado completamente la ideología, ha enfatizado muchos de sus temas clave, como la opción preferencial por los pobres y la necesidad de que la iglesia esté con el pueblo, especialmente con los marginados y excluidos.
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